La vida académica puede parecer una montaña rusa de felicidad y altibajos. Estudiar no es solamente cuestión de sentarse en un pupitre o memorizar una fórmula, es un ejercicio donde el cuerpo trabaja al cien por ciento, y en ese camino, los factores internos y externos son importantes para que el proceso pueda ser exitoso. Mejorar la concentración para estudiar, es un punto sobre el cual tú tienes el poder.
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¿Cómo puedes mejorar la concentración para estudiar?
Concentración significa ignorar los estímulos externos y dirigir el foco hacia una sola actividad. Míralo como un músculo que a medida en que se va entrenando, va creciendo. Su ausencia no debe ser síntoma de pánico, sino una alerta sobre todo aquello que se debe ordenar.
Toda actividad requiere concentración; cortar verduras, pintar, hacer ejercicios, tocar un instrumento, e incluso leer estas líneas, suponen un nivel de concentración, el cual puede variar, según sea la actividad.
Lo primero que deberás internalizar es que para lograr concentrarse no hay una regla exacta; existen métodos que a algunos les funcionan, y a otros no, y eso está bien. Realizar un autodiagnóstico sobre las razones por las cuales crees que al momento de estudiar no logras concentrarte, es el primer paso; muchas de esas razones pueden estar escondidas tras el cansancio, agotamiento cognitivo, estrés o realizar labores que no son de nuestro agrado.
Medita
Los beneficios de meditar son innumerables. Al ser aplicada minutos antes de estudiar, termina dando como resultados la producción de serotonina y dopamina, responsables de felicidad y placer. Asimismo, reduce el estrés, aumenta considerablemente la capacidad de almacenar información y de poder conectar y relacionar conceptos. Si no sabes cómo meditar, actualmente hay aplicaciones y vídeos en la web donde realizan meditaciones guiadas específicas para antes de estudiar.
El entorno como principal agente
Dependiendo del sitio en el que te encuentres, este tomará gran importancia al momento en que quieras estudiar.
El lugar de estudio tiene que ser un área que de primera mano te inspire seguridad y confianza, es algo que requiere de observación crítica sobre todo lo que está a tu alrededor. Fíjate en cada detalle. Si tu lugar de estudio es tu cuarto, ten en cuenta elementos como la luz de las lámparas, la temperatura del espacio, color de las paredes, ¿te sientes a gusto con la forma en cómo están dispuestos los muebles de tu cuarto? ¿es un espacio compartido? Son elementos que debes tener en cuenta. Habla con tus familiares y exprésales que necesitas ese tiempo, soledad y tranquilidad.
Aléjate de dispositivos electrónicos
La tecnología se ha convertido en una gran aliada para los estudiantes porque simplifica la búsqueda y tiempo de investigación, pero puede ser un arma de doble filo. El teléfono puede ser el principal ente distractor. 9 minutos revisando redes sociales y 3 minutos tratando de leer, es un acto que disminuye la calidad y la atención de cómo entrará toda esa información en tu cerebro. Configura o silencia las notificaciones de tu teléfono/computadora, de ser necesario, aleja el teléfono de tu espacio de trabajo.
Ten tus materiales a la mano
Semanalmente revisa cómo está tu inventario con respecto a los materiales que usarás, desde lo más mínimo, como lápices y sacapuntas, hasta otros artículos como láminas y carpetas. Recuerda que la idea es simplificar las distracciones y el hecho de que, en medio de la hora de estudio, tengas que acudir a otra persona que te pueda facilitar lo que necesitas, o salir a comprar algún material, aumentará las posibilidades de que pierdas la concentración en lo que tu mente está tratando de digerir.
Aplica un horario de estudio
“Estudiaré más tarde, cuando tenga un poco de tiempo”, suele ser una constante cuando el estudio no se tiene como prioridad. Fija en tu agenda o coloca una alarma que te recuerde la hora en la que estudiarás, respeta este horario y dale valor. Se recomienda destinar pequeños descansos para no saturarse de información. Coloca en práctica la técnica Pomodoro.
Decide en qué te centrarás
El humano tiende a ser indeciso y no estamos acostumbrados a realizar tantas tareas al mismo tiempo, por ello, dedícate primero a una actividad específica. Comienza por las que sean más difíciles pues serán las que requerirán mayor tiempo y atención, para luego focalizar las otras actividades más fáciles.
Aborda el estudio de forma activa
Estimula tu cerebro de forma activa mientras estás aprendiendo. Estudiar es una inversión que te brindará grandes beneficios a largo plazo y el cerebro funciona mejor cuando se trata de entender el porqué de las cosas. Mantenlo enganchado bajo ese precepto, más que el de simplemente memorizar. Porque si bien es cierto, tendrás ganas de aprender cuál es la respuesta correcta, también es importante saber por qué esa respuesta es correcta y por qué las otras no. Al aplicar este método, tu cerebro estará totalmente centrado en el tema. Apóyate en el uso de material que te haga sentir cómodo/a, ya sea usando post-it de colores para anotaciones extras, realizando esquemas, resúmenes, mapas mentales, mapas conceptuales, etc.
Escucha música
Lograr concentrarse no es sinónimo de estar estudiando en silencio sepulcral. Busca apoyo en la música, pero apela a géneros que relajen, como el jazz, la bossa nova y canciones que sean instrumentales. Actualmente en las plataformas web de música, hay infinidades de playlist creados especialmente para estudiar.
Duerme lo suficiente
Otro punto que debes tener en cuenta es que para lograr una buena concentración al momento de estudiar, no es necesario sacrificar horas de sueño. El cerebro funciona como una máquina y al optar por estudiar a altas horas de la noche, este se encontrará funcionando con menor rendimiento debido al cansancio. Duerme entre 7 u 8 horas, ya que es la cantidad exacta para que pueda retener y digerir todo el conocimiento adquirido durante el día.