Salvador Dalí es considerado como uno de los artistas plásticos de mayor trayectoria e influencia en España. A lo largo de toda su exitosa carrera como pintor, Dalí tuvo la oportunidad de realizar infinidad de obras, muchas de ellas reconocidas a nivel internacional. Uno de sus trabajos más famosos es la obra Jirafa en llamas, cuadro que pintó en la década de 1937 y fue descrito como una de sus creaciones más relevantes.
La obra Jirafa en llamas de Salvador Dalí podría considerarse como una de las más famosas dentro de la corriente del surrealismo, un estilo donde el español destacó a lo largo de toda su carrera como artista. Se trata de una pintura con motivo apocalíptico a través de la cual el autor manifiesta facetas psicológicas de la guerra, el hombre y la mujer.
Esta pintura corresponde a un óleo sobre lienzo de lino, de estilo surrealista en la cual se deja ver la realidad a través de elementos fantásticos. En el cuadro se puede apreciar la figura de dos mujeres en primer plano, además de una jirafa ardiendo en fuego en la parte del fondo de la pintura. Es un vivo ejemplo del surrealismo que caracterizó por años al pintor Salvador Dalí. Recordemos que el surrealismo, así como el impresionismo, fue un movimiento artístico y literario nacido en Francia y que se convirtió en uno de los más populares de la época.
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Descripción de la obra
La obra Jirafa en llamas de Salvador Dalí es uno de los trabajos más impecables realizados por el pintor español durante toda su carrera. Dentro del cuadro hay muchos aspectos que llaman la atención de los espectadores, por ejemplo el paisaje y las figuras centrales que se muestran en la pintura.
Hablar de la obra Jirafa en llamas es hacer referencia a uno de los trabajos artísticos más llamativos e interesantes dentro de la cultura española. En esta obra se puede apreciar un hermoso paisaje árido, además de un impactante cielo azul. Ambos elementos, una vez se combinan, dejan como resultado un contraste realmente brillante.
Se pueden observar dos figuras femeninas en el primer plano es uno de los elementos que más sobresalen de este cuadro. Hablemos sobre la figura central de la obra, aunque no es la protagonista: Corresponde a una silueta de mujer, al mejor estilo de Dalí. Se trata de una figura femenina caracterizada por su altura y delgadez. En esta imagen se aprecia el delicado cuidado de la estética por parte del pintor.
La figura de esta mujer se encuentra sostenida por unas muletas que le dan una postura rígida y delicada. Una de las cosas que más llama la atención de esta figura femenina es la postura que tiene. Su movimiento es sonámbulo, entendiéndose que no sabe cuál camino elegir. Está perdida en la dimensión del sueño.
En la figura central también se pueden apreciar varios cajones de muebles abiertos, unos desde la rodilla hasta el muslo izquierdo y otro por debajo de su pecho. Estos cajones hablan acerca de la interioridad de la persona y dejan ver que ningún ser humano conoce realmente lo que se esconde dentro de los misteriosos cajones del inconsciente.
Se puede notar que la mujer se encuentra de pie y sus largos brazos están extendidos hacia su lado izquierdo. La piel se observa desgarrada, pero su rostro no se puede apreciar con claridad. Una de las características físicas que más impacta de esta figura femenina es su exagerada delgadez. El pintor español Dalí emplea diversas tonalidades de colores en esta silueta, por ejemplo el azul, amarillo, negro, marrón, blanco y gris.
Detrás de esta figura central también se puede observar la silueta de otra mujer, bastante similar a la primera. Uno de los elementos que mayor curiosidad causa de esta imagen son las estacas que se dejan ver en la espalda de la mujer. Su mano izquierda la tiene completamente extendida, mientras que la derecha está alzada. Entre los dedos de su mano derecha sostiene un trozo de carne.
Se puede apreciar cómo ambas figuras femeninas realizan movimientos sonámbulos. Los ojos de las dos mujeres están cerrados, por lo que no saben hacia dónde caminan. Además, los cuerpos de ambas figuras lucen escuálidos y huesudos, siendo la característica principal de ellas. A lo lejos de estas dos mujeres observamos el elemento que da título a la obra: Una jirafa en llamas.
La imagen de la jirafa ardiendo en llamas resulta muy perturbadora para la mayoría del público espectador. El animal se aprecia solitario en medio de un paisaje desértico, donde apenas sobresalen pocas montañas. A pesar de la aterradora situación, la jirafa no muestra señales de estar apresurada para apagar el fuego que consume su lomo.
El pintor Salvador Dalí trata de transmitir una realidad a la que pocos prestan atención, como lo es el constante daño que causan los seres humanos contra de la naturaleza. Así mismo, la despreocupación de la jirafa deja ver como la naturaleza tiene un ciclo de vida establecido y no le da importancia al asunto.
Historia de la pintura Jirafa en Llamas
La obra Jirafa en llamas de Salvador Dalí fue realizada durante la etapa de exilio que vivió el artista español en los Estados Unidos. La pintura fue presentada por primera vez en la década de 1937 y desde entonces se convirtió en uno de los trabajos más importantes de Dalí a lo largo de toda su trayectoria.
Sobre el autor
El autor de la pintura Jirafa en llamas fue el español Salvador Dalí, descrito como uno de los pintores más emblemáticos y queridos de Europa. Además de dedicarse a la pintura, Dalí también destacó como escritor y escenógrafo. Se le considera como uno de los más altos representantes del surrealismo, movimiento surgido en Francia en los años 1920 y bajo el cual desarrolló gran parte de sus obras.
La mayoría de sus obras se caracterizan por revelar su interés por la interpretación de los sueños y así queda demostrado a través del cuadro Jirafa en llamas. Por medio de esta obra, Dalí expone muchos temas de la realidad humana, llevados a la fantasía, por ejemplo el daño causado por la humanidad en contra de la naturaleza.