Símbolo de poder en la España del Siglo de Oro y destacado por ser valido y asesor del Rey Felipe IV, Gaspar de Guzmán reconocido como el Conde Duque de Olivares, fue un hombre ambicioso y culto cuya visión estaba meramente plasmada en salvar a España.
Toda esta visión estaba centrada en diversas reformas y medidas que buscaban un ordenamiento administrativo, constitucional, social y económico, con la pretensión de afrontar favorablemente los cambios que se vivían en Europa; en parte estas fueron aprobadas por unos y rechazadas por otros.
No hay duda de que el Conde Duque de Olivares fue un gran estadista, político y visionario, poseedor de una idea muy adelantada para su tiempo, esto en parte fue una de las razones por la que no se concretaron sus planes. No obstante, en la actualidad su acción y proceder no pasan desapercibidos de reconocimiento, por ello con esta publicación puedes conocer un poco más de este importante célebre.
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Primeros años y juventud
Su nacimiento fue en la ciudad de Roma el 6 de enero de 1587. Era el tercero entre la descendencia de los Condes de Olivares, Enrique de Guzmán y María de Pimentel y Fonseca, quienes tenían vinculación consanguínea con el Ducado de Medina Sidonia. De joven tuvo formación clériga en Salamanca, llegando incluso a ser nombrado rector por sus compañeros en 1603.
Abandonó su educación luego del fallecimiento de sus dos primeros hermanos y acudió a la corte de Felipe III en compañía de su padre, quien fallece en el año 1607. Así es como Gaspar obtiene el derecho y título nobiliario de su progenitor.
Posteriormente, se traslada a Sevilla donde cede el mecenazgo a varios artistas y escritores y se casa con su prima Isabel de Velasco quien fuera una de las damas de honor de la reina Margarita. Motivado a este contacto, pudo acceder fácilmente a los círculos sociales de la corte.
Ascenso al poder
En 1615 retornó a la corte para la asistencia del próximo monarca Felipe IV, donde desde su puesto, respaldado por su tío Baltasar de Zúñiga adquirió dominio y reputación, mereciendo la estima del venidero rey y contemplando el desplome del Duque de Lerma y el apartamiento de los Sandoval, hechos de los cuales se benefició.
Para el año 1621 con Felipe IV ya rey, le fueron asignadas las funciones de sumiller de corps y al sucesivo año alcanzó el puesto de caballerizo mayor, desde donde consiguió un poderoso control de la corte y aprovechó su ascendencia sobre el rey.
En los tiempos de 1623, durante la asistencia del Príncipe de Gales al país, el Conde Duque de Olivares se muestra como valido, puesto que consigue con un gradual ascenso en la corte a través de asistencias, dádivas y tramas, no sin una feroz contienda con diversos clanes donde también se encontraban incluidos los Sandoval.
Desde su puesto de valido consiguió una cuantiosa riqueza al igual que su antecesor Lerma, sumando a sus posesiones amplias áreas de tierras, capitales y títulos; su actuación política fue muy notoria.
Personalista y ambicioso, en muchas ocasiones organizó reuniones para sustituir a los consejos de gobierno y establecer su posición jerárquica entre ellos y el rey. Para garantizar su poder y control político, se apoyó en las grandes casas aristocráticas.
Políticas y conflictos
En medio de una crisis institucional, con una monarquía desacreditada y reinos de España que habían ido perdiendo hegemonía en Europa, Olivares puso en marcha un programa denominado “Gran Memorial” para recuperar el poder del rey, quien era fuertemente cuestionado en ese período y el prestigio de la monarquía como institución. En general, las políticas de Olivares estaban dirigidas a:
- Fortalecer el poder estatal, lo que implicaba la implementación de una serie de reformas administrativas que acabarían con la corrupción y pondrían orden en la administración burocrática.
- Enfatizar la centralización de decisiones, la unificación del territorio y reclamar una mayor participación de todos los componentes en los destinos comunes y el correspondiente aporte material y humano.
- Moralizar la sociedad española y racionalizar el orden de los bienes, para que los distintos grupos actuasen según sus funciones.
- Tener una proyección exterior de magnificencia, lo que convertiría a la monarquía hispánica en una gran potencia global.
Desafortunadamente para Olivares, la situación por la que atravesaba España en ese momento no era ni de lejos la más adecuada para lograr sus objetivos. El conflicto entre lo que se quería y lo que se podía hacer en ese momento, se volvería muy fuerte y provocaría posteriormente el derrocamiento del Conde Duque.
A pesar del fracaso de sus políticas, se siguieron intentado llevar a cabo ciertos planes de renovación, aunque la mayoría de ellos no pasaron de las etapas iniciales cuando fueron implementados. Adicionalmente, durante los primeros años de su mandato, Olivares llevó a cabo una depuración real del equipo de la administración anterior y ordenó castigos ejemplares para demostrar que pretendía acabar con la corrupción generalizada que existía.
Casi de inmediato se comenzó a sentir la oposición de su gestión, lo que unido a las crecientes dificultades de financiación y la falta de personal idóneo para implementar su programa de gobierno, también contó con los múltiples rechazos que despertó hacia él tanto por su soberbia como por su ascenso.
Esto entonces explica la parálisis del cambio y el surgimiento de problemas internos, que además de la ambiciosa política exterior de Olivares no hizo más que agravar e incrementar, así como:
- La presión sobre las sociedades privilegiadas para ayudar al Estado, con la finalidad de obtener más recursos para financiar e invertir en sus reformas y el país.
- El acrecentamiento de la presión fiscal sobre las clases bajas.
- La demanda de dinero y hombres de los distintos reinos, que componían la monarquía hispanohablante.
- La venta de propiedades y tierras de realengo.
- Las maniobras monetarias que provocarían mucho daño a la economía española por unos largos años.
En definitiva, el Conde Duque de Olivares, manejaría todo lo que pudiera utilizarse para recaudar fondos que posibilitaran los planes de grandeza extranjera. Las graves consecuencias de estas regulaciones gubernamentales no tardarían en llamar la atención y llegar a una situación crítica en la década de los cuarenta.
Ejemplo de ello fueron las agitaciones, revueltas y alzamientos que se originaron y estallaron por doquier amenazando con demoler en varias partes el complejo del estado absolutista articulado con tantas dificultades durante mucho tiempo.
Muerte del Conde Duque de Olivares
En 1643, Felipe IV remueve definitivamente al Conde Duque de Olivares que se retira para recuperarse de sus dolencias de salud en su dominio de Loeches, cerca de Madrid. Aún así, los adversarios del valido ya anciano, continuaron imponiendo denuncias en su contra hasta que lograron que el rey lo confinara en 1643 a la ciudad de Toro. Posteriormente en 1644 fue procesado por la Inquisición.
Finalmente, el 22 de julio 1645 fallece el poderoso Conde Duque de Olivares en el poblado de Toro. El alcalde de Toro, a quien se le ordenó no dejarlo salir de la ciudad, tampoco dejó salir su cadáver antes de recibir una orden expresa del rey y fue así como el 10 de agosto fue enterrado finalmente en Loeches donde fue dejado en el olvido.
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