El poeta y dramaturgo español Federico García Lorca, antes de morir ejecutado en septiembre de 1936 por parte de la purga de Franco, dejó escrita en junio de ese mismo año su popular y última obra “La Casa de Bernarda Alba”. Fue presentada ante el público por primera vez en la ciudad de Buenos Aires en 1945 y no fue exhibida en la España franquista sino hasta 1964.
Esta obra narra la historia de una viuda opresiva y dominante que obliga a sus cinco hijas solteras a llorar a su padre fallecido, manteniéndolas secuestradas con ella en la hacienda familiar en Andalucía durante ocho años. Frustradas y enojadas, las mujeres responden a su manera individual a la crueldad de su madre terminando todo con violencia. Para conocer un poco más de esta historia se te presenta un resumen de esta magnífica obra.
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Resumen de la Casa de Bernarda Alba
Tras el fallecimiento de su segundo esposo, Bernarda Alba, una mujer dominante, establece un estado de duelo en su hogar con una permanencia de ocho años, como ha sido tradicional en su familia. Bernarda tiene cinco hijas de entre 20 y 39 años, a las que ha protegido, controlado en exceso y prohibido cualquier forma de relación.
El período de duelo aísla aún más a las hijas con el resto de la sociedad y a su vez aumenta la tensión dentro del hogar. Después de un ritual de duelo en la casa familiar, aparece Angustias, la hija mayor, quien se mantuvo ausente ante la presencia de los invitados que estaban allí. Bernarda, la viuda, se encuentra enojada, asumiendo que había estado escuchando a unas invitadas hablando de forma no muy grata sobre ella.
A su vez, la Poncia menciona, en una conversación con la criada, que Angustias adquirió una gran fortuna después de la muerte de su padre, el primer esposo de Bernarda, en cambio que las otras cuatro hermanas adquirieron mucho menos de su padre el segundo esposo de Bernarda.
La herencia y el pretendiente
La riqueza de Angustias atrae a unos cuantos pretendientes, en especial al joven y atractivo de 25 años Pepe el Romano, esto aumenta los celos entre las hermanas. Las mismas sienten que es injusto que Angustias, la mayor y la más enfermiza de ellas, reciba tanto la mayor parte del dinero como la libertad para casarse y dejar las limitaciones de la casa.
Adela, la más joven, siente un repentino espíritu y júbilo el día del funeral de su padre, por lo que reta los mandatos de su madre Bernarda de vestirse sólo de negro y llorar, refutando que no se quitará el vestido verde que decidió usar para tal ocasión. Aunque su breve tiempo de sentirse joven y libre se rompe de repente cuando descubre que Angustias se casará con Pepe.
En su ansiedad, amenaza con salir corriendo a las calles con su vestido verde, pero esta acción es frenada por el resto de sus hermanas. De repente, se ve a Pepe el Romano bajando la calle, Adela se queda atrás mientras sus hermanas se apresuran a verlo hasta que la criada de la casa le insinúa que podría obtener la mejor vista desde la ventana de su propio dormitorio.
Mientras en otro espacio, Poncia y Bernarda rivalizan los asuntos de la herencia de las hijas en el piso superior. Acto seguido, Bernarda visualiza a Angustias utilizando maquillaje, abrumada de desafiar sus órdenes de sobrellevar el estado de duelo le lava furiosamente el maquillaje de la cara.
Todas las hijas entran en la conmoción discutiendo lo de la herencia, donde finalmente ingresa María Josefa la anciana madre de Bernarda, que suele estar confinada en su dormitorio por órdenes de su hija. Ella manifiesta su deseo de liberarse del encierro para irse a su pueblo natal y descansar a las orillas del mar.
También advierte a Bernarda que va a hacer polvo el corazón de sus hijas y que ninguna de ellas se casará, esto genera gran enfado a Bernarda tomando represalias obligándola a regresar a su habitación.
Los encuentros secretos
Durante los días posteriores, la Poncia revela a Bernarda que el joven Pepe el Romano ha hecho acto de presencia en la ventana de Angustias alrededor de la 1:00 am donde este luego se marchó a las 4:00am. Sin embargo, Angustias sugiere que es imposible que sea el mismo hombre ya que ella lo vio por última vez a la 1:00am.
Para sorpresa y secreto de todos, resulta que Adela ha estado llevando a cabo un romance ilícito con Pepe el Romano, por tal razón esta jovencita se vuelve cada vez más apasionada negándose a someterse a la voluntad de su madre y discutiendo con sus hermanas, en particular con Martirio, quien se revela también enamorada de Pepe.
Ante una disputa entre las hermanas Martirio y Adela, la Poncia interviene haciendo mención de que ella vio como Adela y Pepe tuvieron un encuentro. Expresa que la vio semidesnuda despidiéndose del joven, el mismo día que se vio con Angustias. A lo que la joven Adela le recomienda que no se entrometa en sus decisiones y vida, donde la Poncia y Martirio amenazan con revelar este secreto a su madre y otras hermanas.
La noche de tensión
En las noches posteriores, las hermanas Adela, Amelia y Martirio, quienes admiraban el cielo lleno de estrellas, son llamadas por su madre para irse a dormir. Esta a su vez recalca que no habrá tensión alguna ni encuentro entre Angustias y Pepe el Romano esa noche ya que este joven se halla en las afueras del pueblo con su madre por unos días.
Sin embargo, durante esa misma noche, cuando la anciana María Josefa es perseguida por el jardín por Martirio para llevarla a su habitación, se percata de que su hermana Adela se encuentra con una bata toda despeinada, casi de inmediato estalla entre ella una discusión donde Martirio le recalca que deje de verse con Pepe el Romano.
Ante el anuncio de Martirio a su madre Bernarda y a su hermana Angustias, sobre el encuentro de Pepe y Adela, la tensión en la historia llega a un punto crítico enfrentando a todos entre familia. Por lo que Bernarda toma una escopeta y decide perseguir a Pepe. Durante ese ínterin se escucha un disparo desde el exterior de la casa, dando a entender que él joven había sido asesinado.
Adela se cuela en otra habitación mientras la familia anticipa el resultado, al reingresar Martirio y Bernarda, Martirio afirma que Pepe el Romano se encuentra fuera de peligro y que este había huido a caballo ante el arrebato de la viuda, esta última manifiesta que como mujer no se le puede culpar por no saber apuntar, pero que estaba decidida a terminar con este por el bien de sus hijas.
El final
Con Pepe el Romano a la distancia, Bernarda centra su atención en llamar a Adela que se ha aislado en una habitación. Bernarda y la Poncia trabajan para derribar la puerta a la fuerza después de que Adela no les respondiera. Al entrar a la habitación la Poncia grita, al regresar con las manos entrelazadas alrededor de su cuello, advierte a la familia que no ingrese a la habitación porque la joven Adela se ha ahorcado.
Como final se muestra a una Bernarda característicamente inquietada por la reputación de su familia, por lo que pide que se dé a conocer que Adela murió siendo virgen, lo que no es así. Finalmente, da la orden a todas para que permanezcan calladas y desafiantes ante la muerte.
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